El domador de circos de pulgas fue el
superhéroe de mis fantasías infantiles. Realmente no sé si existió o, si existe alguno en nuestros días. Me fascinaba escuchar las habilidades, minuciosas por cierto, del protagonista del espectáculo más grande del mundo con los bichos más pequeños y molestos del universo. Conocí las historias de los domadores de circos en varios libros pero nunca las ví en ningua película. Domadores de animales los hay muy buenos, como el chileno
Alexander Joseph Jara, radicado en México donde muestra su espectáculo dominando con una
varita de 60 centímetros de longitud a los feroces tigres blancos. En Chile está el circo ruso
sobre hielo. Jorge Videla, profesor de Arte de teatro, en una Universidad de El Salvador, se precia de ser el promotor de la
primera Escuela de Circo Latinoamericana. El circo del siglo XXI ha
despedido a los antiguos personajes de la mujer barbuda, el hombre bala o los payasos enanos. El belga
Dominique Kerignard sí que es un auténtico domador de pulgas y exhibe el ejemplar
más fuerte del mundo,
llamada 'Mimí', o la acróbata de los Andes, 'Zaza'. El escritor
Nigel Barley en su obra 'El antropólogo inocente' cuenta la tierna historia de un domador de pulgas que reza ante el diminuto cadáver de una de una de sus discípulas. Pero para darle permanencia en la historia, el arquitecto mexicano Robert Shimizu, se ha dedicado a coleccionar millares de juguetes a lo largo de medio siglo, entre ellos un
minúsculo circo de pulgas. ¿No es fascinante
???.