jueves, junio 11, 2009

El cerdo, culpable

La culpa no la tiene el cerdo sino el que le da de comer, el dueño de la granja que administra la hacienda. Es lo que ocurre en algunos países de Centro América y del Caribe con respecto al turismo sexual infantil protegido por el silencio y por el eterno mensaje de que la culpa la tiene el capitalismo y el neoliberalismo de los Estados Unidos y Europa Occidental. Lo cierto es que para los turistas extranjeros que buscan sexo entre los menores de México, Guatemala, Honduras o Costa Rica no hay leyes de esos gobiernos con la suficiente fuerza que eviten la aniquilación del futuro representado por los niños, con la complaciente mirada de presidentes y políticos que siguen prometiendo defender a los pobres en sus mensajes, aunque sin dar soluciones prácticas. La pobreza es como el gatillo del arma que dispara a matar. Un amplio informe de la British Broadcasting Corporation (BBC) entra a fondo en el fango político del subcontinente. Pobreza, falta de efectividad de las leyes y políticos corruptos componen ese cóctel mortal. Granada, la capital de Nicaragua, así como Cancún o Acapulco, en México son destinos del turismo sexual infantil al que se suman Costa Rica y Honduras. Y casi nadie mueve un dedo ni se habla del tema, a pesar de estar en juego el futuro, todo porque la culpa no la tiene el cerdo sino el que le da de comer.