viernes, febrero 06, 2009

Meten miedo

Aclaro que no soy un experto de nada, simplemente opino lo que pienso. Por lo tanto, mis comentarios se pueden comparar a cualquier otro que se escuche en la calle o en el bar. Los números dominan el mundo y la economía es la mejor arma política que existe. Resulta que hace dos días todo iba muy bien, con anuncios de crecimiento económico y ganancias millonarias de los bancos y de algunas empresas líderes en el mercado mundial. Pero, amigo, de la noche a la mañana nos despertamos con las noticias de que se ha puesto el freno a la creación de riquezas, sí, que los flujos económicos se hunden en el profundo mar de los números rojos. Todo porque unos estafadores dieron crédito a personas o instituciones insolventes que no han podido comenzar a devolver el dinero. La cadena de la venta de espejismos de humo ha ido derribando a cada una de las piezas de dominó, que estaban ordenadas de tal manera que hacían que las riquezas aumentaran a la velocidad de un avión supersónico o de un cohete a la luna. El Finantial Times ya había vaticinado las consecuencias terribles e inimaginables sobre el día en que se pinchase lo que en España ha dado en llamarse la burbuja inmobiliaria. La descripción no podía ser mejor. O sea, en mi modesta opinión, de que los gobiernos, los bancos, las compañías de seguro, las empresas y los propios ciudadanos vivíamos de la ilusión, gastando en lujos y placeres, los que podíamos, de unas cifras que aparecían en nuestras cuentas bancarias, asientos contables que llaman los expertos. Y ahora, como los bancos dicen que no tienen disponibilidades, que no tienen dinero para prestar, pues aparecen las pérdidas de las empresas que dicen se ven obligadas a poner en la calle a una buena cantidad de trabajadores que se suman a los que ni siquiera podían defenderse con un puesto de trabajo en su precaria situación de desempleados. No entiendo nada y, a pesar de que me den mil explicaciones, percibo el miedo que nos meten. Puede que un día la Mafia Internacional domine el mundo y en las escuelas enseñen a las nuevas generaciones como obtener ganancias fáciles, aunque sean cruentas.