El orgullo bolivariano del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha caído por los suelos. Los gauchos argentinos dicen que en la pista se ven los caballos, es decir hechos, no palabras, aunque el mandatario del país suramericano minimiza el fracaso de los deportistas de su país que sólo han conseguido una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín que acaban de clausurarse. Una medalla olímpica
vale más que un ojo de la caray sino que se lo digan a la atleta paraguaya, lanzadora de jabalina, que se desnudó antes de participar en las olimpíadas, donde lloró después de enviar el dardo a 45 metros, esto es a 25 metros de las ganadoras. Poco se sabe cómo logro colarse para viajar a Pekín, aunque allí fue capaz de conquistar a un tenista que sí subió al podio para recoger una presea de bronce. Romance en puerta. No es de extrañar que el deporte latinoamericano vuelva a estar de capa caída, a excepción de Brasil y Cuba, más que nada porque el deporte por antonomasia en la región es la evasión de impuestos y una guapa chica mexicana, que aparece en la imagen, se cuelga la medalla de oro miserable en esta especialidad.
4 comentarios:
Es triste la forma en que Chavez ha humillado la única medalla que tuvimos. Como se nota que a él no le ha costado nada tener lo que tiene y por eso le quita méritos a quien si se ha sudado un triunfo. Besos Martín.
vaya pena de situación!!!! animo, amigo. Un abrazo.
en America Latina el deporte (y la perseverancia) nunca han sido pilar de nuestra sociedad, claro q estamos "de capa caida"... simple y sencillamente porque lo unico q nos apasiona es el futbol... que lejos de ser un gran deporte es mas una metafora de nuestras vidas!
No se si Cuba y Brazil tengan buenos exponentes deportistas por la razon q mencionas, pero si se que hay jugadores que dan todo y no pudieron estar en Pekin y otros (muuuuchos ejemplos) fueron de City Tour!
Como todo evento, lo malo es no pertenecer a la argolla!
No seremos China, y capaz pecaré de ingenua, pero con participar y ganar alguna que otra medalla yo me conformo... ¿me habré acostumbrado ya a ser latinoamericana? No lo sé...
Un abrazo
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