Un portento

Portentoso. Que otra palabra se puede utilizar para describir al jamaicano Usain Bolt, jefe de la galaxia en la que habitan los hombres más veloces del planeta. Bolt consiguió batir el récord del mundo de los 100 metros, con un impresionante registro de 9,69 segundos en los Juegos Olímpicos de Pekin, con el que se hizo acreedor a la medalla de oro por ser el humano más rápido del planeta. Y es evidente que hay que ser negro para poder subir a los altares de la velocidad humana. Jamaica es una isla, como Trinidad Tobago o las Antillas Holandesas, desde donde han salido esos 'pura sangre', hermanos del guepardo africano. Si las pruebas de velocidad se nutren para su elite de los descendientes de los antiguos esclavos de África, que llevan en la sangre los genes que les han ayudado a soportar los límites del dolor humano, estos velocistas muestran con orgullo el poderío físico heredado que les otorga la dignidad que no tuvieron sus antepasados. De África tuvo que llegar el swing, que como una varita mágica impregnó los orígenes del jazz en territorio americano, pero que también lleva Usain Bolt en el cuerpo, y no hay nada más que ver las imágenes de sus pasos potentes de gacela o de guepardo, unos metros antes de la llegada, abriendo los brazos en cruz y golpeándose con un puño el pecho para decir: "Soy el mejor". Su gesto fue más civilizado que el de aquellos otros morenos que subieron al podio de los 200 metros lisos con el puño en alto, defendiendo a los violentos Panteras Negras, en los Juegos Olímpicos de México hace ahora 40 años. De tantos científicos que hay en el mundo, especialmente concentrados en los Estados Unidos, creo que ninguno hasta el momento ha podido explicar el poderío de la raza negra en las carreras, desde el célebre Jesse Owens que se hizo con cuatro medallas en los Juegos de Berlín de 1936, lo que le valió para que Adolf Hitler le dejara con el brazo tieso, la mano extendida, cuando intentó saludarle. El entrenador argentino Raúl Zabala considera que la primacía de los corredores negros en las carreras de velocidad se debe a que tienen un talón que les favorece con un mayor brazo de palanca. Hasta los mejores velocistas estadounidenses son negros y ha habido finales olímpicas de los 100 metros en los que los ocho corredores son negros, cosa que viene sucediendo desde hace 40 años. Desde una isla como Jamaica, con una población que no llega a los tres millones de habitantes, ha salido el corredor más veloz del mundo y con toda probabilidad también posibilitará la obtención de otras cuatro medallas de oro en los relevos 4 x 100 frente al imbatible equipo de los estadounidenses, procedentes de un país que supera los 300 millones de habitantes. ¿Qué componentes biológicos promueven esa superioridad de la raza negra?. Creo que hasta el momento nadie ha escrito sobre ello.