Perpetuidad familiar en el poder

Kiko Fujimori es una nueva copia de perpetuidad familiar en el poder en Latinoamérica. La hija del antigüo dictador peruano entra por la puerta grande de la política, a pesar del horrible pasado de su padre, encarcelado por violación de los derechos humanos y corrupción. Raúl Castro se muestra joven, al cumplir los ochenta años, y manifiesta su intención de continuar otros cinco años al frente del gobierno de Cuba. Néstor y Cristina Kirchner en la Argentina son otro ejemplo en nuestros días, continuando la tradición que inauguraron en la década de los años cuarenta del siglo pasado, hace nada menos que siete décadas, Juan Domingo Perón (al que todavía se le recuerda con orgullo patriótico) y Eva, su esposa. Hugo Chávez en Venezuela ha acomodado a buena parte de sus familiares en su gabinete gubernamental. Es evidente que la pobreza de los países pobres comenzó con la colonización; más bien habría que decir que se dejaron colonizar o no fueron capaces de luchar contra ella. La perpetuidad en el poder es otro de los cánceres que carcome a los pueblos de América Latina.