Hola, estoy de vuelta con todos ustedes después de unos días de vacaciones por el norte de España. Agradezco los comentarios recibidos, y lamento no haber leído antes el mensaje de Marvisión, ya que pasé por Cantabria, su tierra, sin poderla visitar aunque seguiré leyendo su interesante blog. Les cuento. En los próximos blogs meteré algunas fotos, como me han solicitado algunos amigos bloggeros. Por otro lado, les quiero comentar como un viajero observador curioso y sin que sea un dato documentado, aunque se puede comprobar yendo por estos lugares, que no es novedad que les diga que los latinoamericanos hacen los trabajos que no quieren hacer los españoles en su país. Me explico. Limpiar baños en hoteles y campings, cuidar ancianos, efectuar las tareas domésticas, todo por un sueldo que suele rondar la mitad de un salario medio de cualquier español, y en algunos casos sin estar dados de alta a la Seguridad Social, es decir dentro de la ilegalidad. La situación se refleja en un desamparo para los que han venido a España con la ilusión de encontrar una vida digna, mejor que la que le ofrece su propia patria. Un total de
25 millones de latinoamericanos se han visto obligados a emigrar, más otros tres millones que se han desplazado a otros países de América Latina. Un dato preocupante que aparece escondido entre los titulares de los medios informativos. Por otro lado, España ya roza los 44,4 millones de habitantes, incluidos los
3,88 millones de extranjeros que representan el 8,7% de la población. Mientras esto ocurre, los países latinoamericanos no han conseguido consolidar una identidad propia, con
perfiles políticos diversos y una tendencia hacia la izquierda con sus variados matices. El dato final es que 28 millones de latinoamericanos viven en el desamparo y la ilegalidad.