La
solidaridad de la Unión Europea contrasta con la actitud pueril de los países de América del Sur que en vez de ayudarse tratan de buscar liderazgos a la fuerza, sin consenso. Es la gran diferencia, el abismo, entre los países ricos y los gobiernos populistas y en vías de desarrollo que se abanderan en sus trincheras con mensajes a favor de la defensa de sus intereses sólo con palabras huecas e innecesarias en
tono insultante, prepotente y belicoso propio de la influencia militar que arrastran sus presidentes.
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