Betancourt liberada del circo político mediático del derrotado presidente venezolano Hugo Chávez

Poco se habla del payaso, ahora más bien se habla del dueño del circo, el presidente colombiano Álvaro Uribe, tras la liberación de Ingrid Betancourt, (a la derecha de la imagen junto a otros rehenes) que estaba secuestrada, desde el año 2002, por el grupo narco-terrorista paramilitar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC). Parece un

cuento de hadas,

el final feliz de cualquier película taquillera de Hollywood. El presidente colombiano ha ganado rédito y peso político internacional y el gran perdedor del combate ha sido el presidente venezolano, Hugo Chávez. Es que el mandatario bolivariano debería poner en práctica aquello de que hay que poner en funcionamiento el cerebro antes de que la lengua en movimiento. Chávez abogó, en febrero de 2008, por tratar a las FARC como

"fuerza beligerante",

contradiciéndose después afirmando que la guerrilla no cabe en Latinoamérica, en su locuacidad marxista-leninista bolivariana. Su amigo Fidel Castro, desde La Habana, parece que no habla y ha dejado de hacer comentarios en Gramma. Su silencio cómplice le condena como socio y compañero en esas aventuras frecuentes de las dictaduras latinoamericanas. Los golpes asestados a las FARC y el haber conseguido datos importantísimos en los ordenadores hallados tras una exitosa operación del Ejército colombiano debieron de haber ofrecido muchas claves para conseguir la liberación impecable y audaz de Betancourt, quien no dudó en decirle al mandatario bolivariano que el pueblo colombiano le dio su

voto democrático

a Uribe, al que el propio Chávez insultó con los peores calificativos, y no a la guerrilla, como bien comenta Arcángel Vulcano en su blog Epicentro Hispánico . Chávez en una ocasión había dicho que el mayor obstáculo para negociar con las FARC, a pesar de ser Caracas su central de comunicaciones, era el gobierno de Uribe. El presidente francés, Nicolás Sarkozy, anuncia que su país acogerá a los guerrilleros que abandonen las FARC. Una semana antes del feliz acontecimiento, un grupo de montañeros colocaba su retrato en la cima del Mont-Blanc, en los Pirineos franceses y en el país galo se estrenaban y renovaban los servicios secretos. Pero qué casualidad. Estos hechos ocurrían mientras el presidente venezolano disfrutaba de una visita oficial a Argentina, seguramente con todos los lujos del mundo, que costó a las arcas de la Administración rioplatense nada menos que dos millones de euros, o sea diez millones de pesos de la moneda que se gastó la nación anfitriona, despilfarrados en plena crisis económica, social y moral. Que siga el mayor espectáculo del mundo, ese circo político-mediático que es Latinoamérica como le ubica el blog Total News.