lunes, noviembre 17, 2008

Un viaje a la realidad



Viajo en autobús y saco una radiografía de la ciudad donde vivo. En el viaje no me cruzo con ningún político, empresario o ejecutivo de una multinacional. Ni me imagino toparme con el actual presidente, George Bush, o con su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero. Me gustaría ver a la presidenta argentina, Cristina Kirchner, más que nada para sugerirle que se quite las gafas de sol en actos de protocolo, tal cómo se la vio en su gira por África. Puede que sea la moda de que los políticos usen anteojos negros para que nadie les conozca. En el viaje en autobús sí he visto a gente humilde, enfermos, ancianos y niños con la mirada perdida, asombrada, por la realidad que sólo perciben los que viajan en un medio de transporte y que desde la ventanilla ven desde lejos a coches de alta cilindrada, de marcas famosas, conducidos por
los privilegiados
que han conseguido mejores oportunidades en la vida. Ha terminado la Cumbre del G-21 engalanada en salones de lujo y gente bien vestida que sonríe, parecen felices, alegres, a diferencia de los pasajeros que he visto en el autobús. Los consumidores españoles critican la susodicha cumbre porque no se ha hablado ni una sola palabra de la economía doméstica, de los intereses de los bolsillos de los ciudadanos de a pie, al mismo tiempo que Brasil y México reclaman que se escuche la voz de los países emergentes y en vías de desarrollo. Lo que es evidente, y así lo reflejan los medios informativos generalistas más influyentes, es que se ha avanzado un pequeño paso, aunque no se ha hablado de los paraísos fiscales que son un escudo de protección del capitalismo ultraliberal. Algunos comentarios en los diarios afirman que los europeos han sido los triunfadores al consensuar un mayor control estatal del mercado y que China, India y Brasil ya son interlocutores válidos en el concierto internacional, algo que podría influir en la estructura de órganos cerrados y endogámicos como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o en el G-8. Me imagino la gran cantidad de autobuses que circulan en el mundo repletos de gente.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Ya ves, en el mismo espacio viven en paralelo varios mundos, y nadie parece conformarse con el que le ha tocado vivir.

Anónimo dijo...

cumbres y Ges, se sientan con sus trajes, en sus super butacas, donde han llegado con sus grandes coches o un sus grandes aviones, a discutir como hacer para que lleguemos a final de mes, o como dar de comer a todo el que se muere de hambre.

espero que no prentendan ser Dios y dejen de ser ladrones, porque de momento las piedras no se pueden comer

un saludo

Waiting for Godot dijo...

Es así y siempre lo será. Simple y mal. Besos.

Luis Amézaga dijo...

"má que nada para sugerirle que se quite..." Ya estaba temblando, menos mal que se ha arrepentido usted y lo ha dejado en un complemento visual ;)

En el autobús de uasinton, sólo querían foto y la tuvieron. Me temo que saben poco sobre qué está ocurriendo de verdad. Estoy con los economistas que afirman que sufrimos una crisis sistémica que no se soluciona con parches. Tocaremos fondo antes de adoptar las medidas inevitables de cambio de producción y consumo.

Juan Pablo Peralta dijo...

En la Argentina uno puede subirse a un colectivo (micro) y recorrer todas las realidades sociales y económicas en pocos kilómetros. Eso deja en claro que las diferencias, la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres se expande a pocos metros de distancia. Juan Pablo Peralta. www.portaldelperiodista.blogspot.com

Ka-tica dijo...

mira Martin,m hay cientos de buses, y boulevares y bancos de parques llenos de gente con la mirada perdida de pensar!!!
de pensar como comer, como no perder la casa, q ni se entera de la crisis, solamente sabe q con lo q gana cada vez compra menos!
Es una realidad! tanto la de unos como la de los otros... algo nos dice q deberiamos de llevar las cargas compartidas, pero nunca vi la logica mas que en palabras!!!!