El nacionalismo boliviano

El presidente boliviano, Evo Morales, parece que quiere nacionalizar todo, aunque sin tener en cuenta las consecuencias y los resultados que puedan repercutir en el marco de las relaciones con otros países que no pertenecen a América. En Latinoamérica funciona bien el simbolismo, especialmente si es hacia dentro, hacia sus propios habitantes. La nacionalización es un golpe de efecto bueno para conseguir votos en las próximas elecciones, con el fin de que Evo Morales pueda mantenerse en el gobierno. La pregunta es si será conveniente que tome medidas como las nacionalizaciones, pensando en la opinión de su pueblo, pero dándole la espalda a las inversiones extranjeras sin haber negociado antes. Es un fallo, tomado con prisa y ansiedad, no tener en cuenta a los otros países implicados porque ello puede implicar, aún más, el aumento del aislamiento en el mundo de un país como Bolivia, cuyo presidente se basa sólo en el simbolismo. Prueba de ello ha sido su presentación ante el mundo con un jersey. El acto quedó muy bien para los románticos, pero para alcanzar al mundo hay que ponerse en situación. De todas formas, hay que valorar de una forma positiva el anuncio de la puesta en marcha de una reforma agraria en el país suramericano.