La gente pobre debe beneficiarse de los recursos de cada país

Un experto de la talla de Joseph Stiglitz, nada menos que Premio Nobel de Economía que ya es mucho decir, habla más claro que el agua al opinar que la gente pobre debe beneficiarse de los recursos de cada país. Stiglitz sale al paso del uso peyorativo de populismo con el que se califica a algunos mandatarios como Evo Morales en Bolivia y Hugo Chávez en Venezuela. A estas reflexiones es bueno añadir las ambiciones globales de las empresas a las que ha dado en llamarse multiespañolas, con pingües beneficios económicos en Latinoamérica. La miseria arrastra a situaciones límites incomprensibles como la prostitución que ejercen mujeres latinoamericanas en España, tentadas por el dinero de las mafias que les pagan el pasaje a Europa con el engaño de que puedan encontrar trabajo con buen sueldo. Otro asunto no menos graves es el peligro de extinción de las lenguas y las culturas indígenas, con lo que supone la pérdida de los orígenes, la agonía de una parte de la historia. En otro orden de cosas, la literatura latinoamericana se congratula con el triunfo del escritor mexicano Luigi Amara, ganador del Premio Hispanomamericano de Poesía 2006. En Los Ángeles crecen los elogios al cine de autor procedente de América Latina y en los Estados Unidos despierta el movimiento hispano en los comicios electorales mientras el presidente George Bush se va despidiendo de la cómoda butaca de su poltrona.