El más sangriento transgresor de los Derechos Humanos

La muerte del ex dictador Augusto Pinochet ha dejado huella. Falleció el Día Mundial de los Derechos Humanos, paradójicamente su más sangriento transgresor desde el golpe militar del año 1973 en que se instauró como dictador. Estudiante mediocre, nunca destacó por sus notas, tuvo varios intentos frustrados para ingresar en la Escuela Militar como uno más y no fue otra cosa que un militar mediocre, a pesar de que Chile le rindió honores militares sin decretar duelo nacional por su desaparición. Los exiliados chilenos celebraron el acontecimiento con champán en Madrid y en otras partes del mundo. La celebración del Día Mundial de los Derechos Humanos queda reflejada en coincidencia con su muerte, con la aprobación oficial de la tortura en los Estados Unidos y con la represión en Cuba contra una minoría de disidentes.

La Cumbre Sudamericana

finaliza sin que se toque el asunto, aunque con evidencia de las fisuras entre la postura radical del presidente de Venezuela, Hugo Chávez y su homólogo (moderado) Lula. En Ecuador, el empresario bananero Álvaro Noboa cuestiona el resultado democrático en las elecciones que ganó por mayoría de votos el economista Rafael Correa.

De emigración

tampoco se habló en la susodicha cumbre, a pesar de que en España nada menos que el 37% de los jóvenes reclutados por el Ejército son inmigrantes, en su mayoría ecuatorianos, colombianos, bolivianos y peruanos. La muerte del soldado Jorge Arnaldo Hernández Seminario en Afganistán, el pasado 8 de julio, marcó un antes y un después en la historia militar española. Él era peruano, como otros 125 que actualmente sirven a una bandera que no es la de su país de origen y a los que antiguamente se llamaba mercenarios.