El saldo rojo de la sangre y de las cuentas bancarias

El reguero de saldo rojo, más aún por la sangre joven derramada que por el resultado de las cuentas bancarias, fue el que dejó la muerte del Che Guevara, según Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores de México. Cuatro décadas después de la muerte del guerrillero argentino-cubano, América Latina se desprende de una época de dictaduras militares que lucharon contra las guerrillas inspiradas en el legendario revolucionario y símbolo del socialismo, la lucha armada y el antiimperialismo. Sin embargo, en América Latina sigue sobreviviendo una izquierda anacrónica, autoritaria, nacionalista y estatista. Para Castañeda, de todas formas, Latinoamérica no ha podido conseguir una izquierda democrática, moderada, globalizada y moderna. A 40 años de su muerte, el Che se ha convertido en

un líder polémico.

Para algunos es una ideología barata, que genera polémica, con capítulos oscuros en su vida. Para otros es un aventurero errático, un idealista, intransigente y violento, símbolo de la rebelión juvenil, leyenda de la revolución, gestor de la revolución continental, patriota de América Latina. El escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II dice que fue un trotamundos que ponía por delante el riesgo. La figura del Che no deja indiferente a nadie, ni siquiera en sus textos o en su bibliografía, como símbolo de una fuerza moral indestructible o artículo de moda o mercancía de boutique hasta convertirse en un producto del sistema capitalista contra el que luchó. Cuántas cosas se dicen, aún 40 años después de su muerte. Desde fruto del marketing y la promoción mercantilista hasta

símbolo de la libertad

y de la lucha contra la opresión. Un modelo que no pertenece a este tiempo, escribió de él Fidel Castro. Una referencia para la izquierda. El Che murió dos veces, en Bolivia y en Chile. De Sierra Maestra recaló en Hollywood. Antes que le mataran advirtió a sus ejecutores que tenía más valor vivo que muerto. Y resucitó convirtiéndose en un generador de productos culturales. Fue un Cristo vencido que murió con la grandeza de Aquiles. El presidente de Bolivia, Evo Morales, le recuerda pero aboga por la lucha pacífica contra el imperialismo. El Che no deja indiferente a nadie porque murió con las botas puestas.