Del frío polar al cálido sol de los incas

El tiempo y el mundo cambian, desde el cálido sol cuyos rayos despertaban la curiosidad de los incas hace 2.500 años hasta el sombrío cambio climático producido por el pretencioso progreso humano.
Entramos en el año polar, una iniciativa internacional en la que participan 50.000 investigadores de 60 países. España presenta 19 proyectos, con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científcias (CSIC), el Instituto Nacional de Técnología Aeronáutica y más de una decena de universidades. La Unión Europea, por su parte, aporta los proyectos Epica, un estudio sobre los niveles de dioxido de carbono en los últimos 650.000 años y Damocles, sobre el impacto del hielo en los casquetes polares. El diario Clarín barre para casa y destaca con un titular,

escaso de humildad y grandilocuente,

el protagonismo argentino (¡Somos los mejores!) en el encuentro mundial. Preocupa el cambio climático tanto como el terremoto de ilusión que despierta Rigoberta Menchú como candidata a los comicios nacionales de Guatemala, o el ex obispo paraguayo Fernando Lugo que anuncia su acercamiento a la formación política Concentración Nacional, opositora al oficialista Partido Colorado, para las próximas elecciones presidenciales. Evo Morales provoca otro movimiento sísmico con el anuncio de una propuesta constitucional sobre la autodeterminación de los indígenas en Bolivia. El piloto brasileño, Felipe Massa, también hace temblar, con su mejor tiempo, en los entrenamientos del circo de la Fórmula 1, por delante del favorito español Fernando Alonso. La guerra ya está servida entre Ferrari, escudería del primero, y Mc Laren-Mercedes Benz del segundo. Una noticia más relajante es la que llega desde el Perú, donde se ha descubierto el observatorio solar más antiguo de América que utilizaban los incas hace 2.300 años, acrecentando aún más la importancia de la primitiva civilización en el continente. Los tiempos y el clima han cambiado más que mucho, demasiado.